jueves, 11 de octubre de 2018




Pido demasiado a la poesía.



Susurrando la llamo

como a una amante,

y ella a veces me derrama

generosa en los papeles.



La vida rebusco entre sus versos,

cenizas amasadas por

las manos perdidas

del amigo en la maleza,

sus abrazos,

adornar con palabras

los fracasos

incapaces de regreso..



Mi nombre esculpido

con letras de arena

sueño a su costa,

y cuando la luna

sonría tras mi marcha discreta,

lágrimas de cirros

en las huertas..



Le pido demasiado,

ella a mí tan sólo

que no deje mi pluma

olvidada

en los meandros..

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