domingo, 19 de agosto de 2012




Tus pasos perfilan las huellas
a seguir en la niebla,
convencido de caer en su frescor
me invitan tus manos.

Palabras que se asoman 
en los gestos
confunden silentes el camino.

Pero no me pierdo.

Atajo la mirada 
por tus labios
para no olvidar 
que es primavera.

Y rindo las armas.

Búscame las venas y corta, 
profundo,
riega las flores
con esa sangre 
que pretende teñir
la estela que dibujas.

Si al girarte no me ves
será porque quimeras 
me han llevado lejos,
a contra viento.

Hoy sé que amar 
es la conquista
del territorio a cada palmo
que habitas,
y perderse en la frontera.

Tu cuerpo traspasa las yemas 
de mis dedos
y nuevas caricias calculan 
nerviosas la distancia.

Enredaderas trepan
en mis sueños tu castillo,
sin saber dónde 
brotarán sus flores.

Y una golondrina que busca nido
te está rondando, atolondrada,
lista cada vez que pierde tu rastro
para emigrar a la tristeza.