la
que permite
amaneceres en mis costas.
La
que rompe silenciosa
piedras
en el pecho
mientras
se desnuda el verano
que
no termina
de
morir en las hojas.
Amamos
juntos las olas,
juntos
cruzamos
la
tormenta
zurcida
a nuestro manto..
El
sol trasiega en tus manos
caricias
que reducen
a
polvo los inviernos..
En
ellas atisbo los horizontes
quebrados
de lágrimas
en
mis espaldas,
y
las fronteras prohibidas
que
cosían a los párpados
la
tristeza..
Los
acantilados
acarician
con sal
sin
tormento las heridas.
Y
salpican desde entonces
ante mi sombra
tus
mareas..