Atrapar tu brisa
en
primavera era el sueño
de las flores que aún bombean
sangre
en mis océanos,
y
recoger hojas de otoño
para
alfombrar algún día tus misterios..
Pero
nadie
me avisó.
La
voluntad se
extravía
cuando busca la Esencia
en mil candiles.
En la soledad de aguas sin viento
plegué
las velas,
detuve
el reloj de la azotea
cansado ya de tanta siembra
y tanta herida.
Fue
entonces, no antes,
cuando
polvo del Universo
cayó
sobre la amargura.
Y
allí estabas,
siempre
habías estado,
en medio de la espera.
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